Nada que perder by Susana Fortes

Nada que perder by Susana Fortes

autor:Susana Fortes [Fortes, Susana]
La lengua: spa
Format: epub
Tags: Novela, Intriga
editor: ePubLibre
publicado: 2022-07-01T00:00:00+00:00


15

La adolescente pelirroja de la gaita se llamaba Sara Freire y era prima hermana de los niños. Ni siquiera había nacido cuando ellos desaparecieron. Pero se había criado alrededor del suplicio de las preguntas sin respuesta. De alguna manera, la familia materna se había ocupado de mantener viva la llama del recuerdo. Físicamente Sara se parecía más a Nico que a Hugo, las orejas coloradas y pequeñitas, el pelo rizado. Era una de las mejores alumnas de la Escuela Municipal de Música de Vigo. Tocaba con un toque de magia ultramontana y una melancolía que partía el alma.

Después del funeral empecé a darme cuenta de la clase de reportaje que tenía Lois Lobo en mente. Su manera de trabajar era sencilla y a la vez muy metódica. Consistía en recorrer toda la comarca cazando conversaciones y atando cabos. Hablaba con la gente del lugar: pescadores como Sindo, camareros, albañiles, jugadores de cartas que cantaban las cuarenta en la taberna delante de un chupito de aguardiente, vendedoras de la lonja con las manos moradas del frío y niñas gaiteras. A eso le llamaba él «pararse en una esquina a escuchar el viento».

—La gente, antes o después, dice lo que tiene que decir.

Algunas veces utilizaba una grabadora. En ocasiones, el azar o la casualidad le servían en bandeja un testimonio inesperado. Así me enteré de que a Sara ya la había entrevistado antes con motivo de un festival de música celta en el que había ganado un premio. Su foto había salido en el suplemento dominical del Faro de Vigo y eso le había proporcionado cierta fama de joven promesa en el patio del colegio. Lobo y ella se habían caído bien. Eso explicaba que, cuando salió en el periódico la noticia del hallazgo de los cuerpos y se armó el revuelo que se armó, Sara lo llamase al móvil y le dijera que necesitaba hablar con él. Por teléfono no fue muy explícita, pero Lobo se dio perfecta cuenta de que algo le bullía dentro. Sara tenía la peculiaridad de contestar «no» a preguntas a las que quizá cabría esperar que respondiera «sí».

—Tranquila —le dijo él con un tono de voz suave y uniforme—, si hay algo que te preocupa, dímelo. Prometo ayudarte en lo que pueda.

—No…, no se trata de mí —balbuceó ella con timidez.

—¿Entonces?

—No sé… —Se quedó callada unos instantes—. Es que no acabo de verle el lado bueno a esto —dijo por toda explicación.

No acababa de verle el lado bueno.

Los cuerpos de dos niños que eran primos suyos se habían encontrado veinticinco años después de su desaparición en lo que parecía un enterramiento ritual y ella no acababa de verle el lado bueno.

Cuando Lobo me lo contó, me dijo que le había resultado tan chocante la expresión que a punto estuvo de echarse a reír. Lo cierto es que a mí también me hizo gracia. ¿Cómo podía ser que, ante la muerte en circunstancias extrañas de sus seres queridos y el hallazgo de los restos, alguien dijera «No



descargar



Descargo de responsabilidad:
Este sitio no almacena ningún archivo en su servidor. Solo indexamos y enlazamos.                                                  Contenido proporcionado por otros sitios. Póngase en contacto con los proveedores de contenido para eliminar el contenido de derechos de autor, si corresponde, y envíenos un correo electrónico. Inmediatamente eliminaremos los enlaces o contenidos relevantes.